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CONSTRUCTOS CORPÓREOS

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2020

Antecedentes:

Este proyecto se sirve del antecedente de las bridas de tortura también conocidas como las “Bridas de Scold” que datan su uso en los siglos XV y XVI originarias de Suecia. Consistían en una especie de bozal que encerraba en su totalidad a la cabeza e impedía el movimiento de la lengua, se dice que este aparato era utilizado como método de castigo a las mujeres que se quejaban de sus esposos o que hicieran escándalos en la via publica, en pocas palabras
que no respetaban las dinámicas “de lo correcto” establecidas por sus parejas.

 

Como ejercicio de dominación, castigo y poder este método de tortura era de los más efectivos para lograr su cometido de escarmiento opresivo y es bajo este sentido de dominación corporal, de limitación de las libertades funcionales del cuerpo bajo el constructo de juicio de valor de un ser ajeno que trabajamos en torno a la idea de la visualización del yo a partir de las nociones de dominación visual existentes en esta época de hiperreproductibilidad
tecnológica.


En este sentido visual tenemos que considerar que la mirada también es una construcción cultural, histórica y un artificio que se rige bajo parámetros de dominación de poder. Entender que existe una sistematización ocular definida por patrones de dominio capital de cultura de masas que se concibe como poderío ocularcentrico que data desde el humanismo renacentista de occidente y que se ha proliferado en nuestro contexto de antecedencia
colonizada, es decir que el ocularcentrismo es una metodología dominante de interpretación visual que sigue siendo
usando hasta en estos tiempos.

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Para entender la definición ocularcéntrica de la mirada tenemos que razonar sobre los antecedentes de la misma, considerando la directa atribución de pensadores de la antigua Grecia que, en el pensamiento filosófico de esta época se atribuye mayor valor a la visualidad que a los otros sentidos. El platonismo devela el concepto del ser, verdad e idea a partir de una mirada fija absoluta. En términos de pura óptica nos devela que a partir de la inmediatez de las cosas podemos hacer una construcción alrededor de la verdad.


Esto junto al dogmatismo religioso histórico ha ido concibiendo un sentido unidireccional absoluto de verdad lo que ha impregnado directamente en la noción visual de la representación de un yo idealizado, mucho más recurrente en estos tiempos de exceso de imagen a partir de los nuevos medios tecnológicos, que así como han permitido transgredir en esas nociones heterogéneas de la mirada y el yo se sigue evidenciando el síntoma alienante de la representación.
En este juego de poder pretendemos hacer uso de la brida como reflexión critica e irónica sobre la desnaturalización del orden escópico idealizado y el papel de la constitución de un yo que debe ser aceptado por el contacto colectivo, la importancia del sentido visual para definir a un sujeto, la asunción gozosa inmediata que se produce por la falsificación o la simulación de un yo vigilado por la mirada correspondiente a un parámetro de dominación arraigado al consumo de masas capital.

 

Decidimos conservar la estética inicial de la brida medieval ya que consideramos que en esta dinámica reflexiva es más potente el uso original estético de la brida de tortura haciendo alusión a la dominación visual en la que estamos implícitamente introducidos. Quizás el reincidir en el aspecto visual del aparato haga que la obra se vuelva muy directa pero en todo caso quisimos recurrir a ese riesgo porque incluso el uso de la estética excesivamente futurista es un recurso inmediato que se tiene a la mano por el mismo sentido de acceso a tecnología que tenemos.

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Soria / Solórzano

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